Desde hace décadas, la referencia a Brecht se ha asociado de manera casi automática con el fenómeno que el denominó efecto V, a veces traducido como efecto de extrañamiento o distanciamiento, que pasa por la reflexión sobre el sujeto en relación a la representación, y por la propuesta de una alteración radical de esa relación, que rechaza las estrategias de inmersión en el espectáculo y las reemplaza por una posibilidad de separación, con finalidad liberadora.
La reflexividad es una de las condiciones mayores de la poética de Brecht, acaso tanto como el efecto distanciamiento del espectador.
Brecht propone distintas técnicas tendientes a lograr un estado liberador. Que el espectador no olvide nunca que está en el teatro es una de sus primeras consignas, por lo tanto, la operación Brecht consiste en hacer actor al espectador.
Brecht no apunta a lo estético sino a lo social, en la tradición del realismo crítico. La intención es desarrollar en forma conjunta dos artes, la de ser actor y la de ser espectador. Es preciso que el público pueda tomar posición respecto de los hechos representados y respecto de su representación misma.
En Brecht hay un rechazo a Hollywood que radica en la condición opiácea del cine de masas.
El rechazo brechtiano al espectador víctima de un estado de arrebatamiento espectacular, desplegado desde una visión teórica y crítica, daría lugar poco tiempo después a toda una serie de procedimientos y técnicas orientados a romper con ese hechizo, esa condición cuasi-hipnótica. Aunque orientados originalmente hacia la escena, estos dispositivos eran altamente propicios para su adaptación por el discurso cinematográfico:
La reflexividad es una de las condiciones mayores de la poética de Brecht, acaso tanto como el efecto distanciamiento del espectador.
Brecht propone distintas técnicas tendientes a lograr un estado liberador. Que el espectador no olvide nunca que está en el teatro es una de sus primeras consignas, por lo tanto, la operación Brecht consiste en hacer actor al espectador.
Brecht no apunta a lo estético sino a lo social, en la tradición del realismo crítico. La intención es desarrollar en forma conjunta dos artes, la de ser actor y la de ser espectador. Es preciso que el público pueda tomar posición respecto de los hechos representados y respecto de su representación misma.
En Brecht hay un rechazo a Hollywood que radica en la condición opiácea del cine de masas.
El rechazo brechtiano al espectador víctima de un estado de arrebatamiento espectacular, desplegado desde una visión teórica y crítica, daría lugar poco tiempo después a toda una serie de procedimientos y técnicas orientados a romper con ese hechizo, esa condición cuasi-hipnótica. Aunque orientados originalmente hacia la escena, estos dispositivos eran altamente propicios para su adaptación por el discurso cinematográfico:
- Fragmentación de la acción
- Desafío a la consistencia de la diégesis
- Rechazo a la psicología dramática
- Recuperación de la interpelación del espectador para la postulación de un diálogo audiovisual entre actores y espectadores concebidos como interlocutores.
- Interpretación distante; dispuesta a la ironía, la cita, la parodia.
- La reflexividad se traduciría en el cine en la posibilidad de revelar tanto las condiciones de su producción, como los códigos y principios que regulan su funcionamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario