viernes, 23 de noviembre de 2007

El viajero y su sombra

En El viajero y su sombra (1879) Friedrich Nietzsche nos muestra las conclusiones a las que arriban un viajero y su sombra luego de un extenso diálogo acerca de múltiples cuestiones.
A continuación podrán leer un fragmento referido a la educación.


267. No hay educadores.- El pensador no debería hablar más que de educación de sí mismo. La educación de la juventud dirigida por los maestros es, o una experiencia hecha sobre una materia desconocida e incognoscible, o una nivelación por principios, para hacer al nuevo ser, cualquiera que éste sea, conforme a los hábitos y a los usos reinantes: en ambos casos, es algo indigno del pensador, que indigna al ser pensado, es la obra de los padres y de los pedagogos a quienes uno de los más honrados pensadores ha llamado "nuestros enemigos naturales". Cuando, después de mucho tiempo, hemos sido educados en las opiniones del mundo, un día acabamos por "descubrirnos a nosotros mismos"; entonces empieza la tarea del pensador; entonces es tiempo de pedirle ayuda, no como educador, sino como a quien se ha educado a sí mismo y tiene experiencia.